jueves, 12 de marzo de 2009

Paseo nº 1

PUNTO DE PARTIDA: PARQUE DE LA AGRICULTURA
En esta primera parada comenzamos a presentar nuestro trabajo sobre los autores relacionados con la literatura de nuestra ciudad, que forman parte de la historia y cultura de Córdoba.
Empezamos con el Duque de Rivas, autor que destacó por su obra “Don Álvaro o la fuerza del sino” a quien pertenece el monumento que se encuentra en los Jardines de la Agricultura.

Ángel María de Saavedra y Ramírez de Baquedano

Biografía

(Córdoba, 10 de Marzo de 1791 – Madrid, 22 de Junio de 1865) fue un escritor, dramaturgo, poeta, pintor y político español, conocido por su famoso drama románico Don Álvaro o La fuerza del sino (1835). Fue presidente del gobierno español (Consejo de Ministros entonces) en 1854, durante sólo dos días.

Estudió en el Seminario de Nobles de Madrid durante once años. En 1807 fue alférez de la Guardia Real. Luchó con valentía contra las tropas napoleónicas siendo herido en la Batalla Ontígola (1809). El General Castaños le nombró capitán de la Caballería Ligera. Obtuvo también el nombramiento de primer ayudante de Estado Mayor.

En 1823, Rivas fue condenando a muerte por sus creencias liberales y haber participado en el golpe de estado de Riego en 1820. Además se le confiscaron sus bienes y huyó a Inglaterra. Luego pasó a Malta en 1825 donde permaneció cinco años. En 1830 se marchó a París. Después de la muerte de Fernando VII en 1833, regresó a España al recibir la amnistía y reclamó su herencia y su título, además en 1834 murió su hermano mayor, Juan Remigio, y recayó en él por ello el título de Duque de Rivas. Dos años después fue nombrado ministro de la Gobernación. Luego emigró a Portugal por poco espacio de tiempo. A la vuelta desempeñó el papel de senador, alcalde de Madrid, embajador y ministro plenipotenciario en Nápoles y Francia, ministro del Estado, presidente del Consejo de Estado y presidente de la Real Academia Española y del Ateneo de Madrid en 1865.

Obra

En la literatura, Rivas fue protagonista del romanticismo español. Don Álvaro, fue estrenado en Madrid en 1835, y fue el primero éxito romántico del teatro español. La obra se tomó más tarde como base del libreto de Francesco Maria Piave para la ópera de Verdi La Forza del Destino (1862). Otra obra teatral romántica fue El desengaño en un sueño. También obras de teatro fueron Malek Adel, Lanuza y Arias Gonzalo y la comedia Tanto vales cuanto tienes, estas obras son más de estilo neoclásico. Como poeta, su obra más conocida es Romances históricos (1841), adaptaciones de leyendas populares en forma del romance, pero además escribió en poesía obras como Poesías (1814), El desterrado, El sueño del proscrito, A las estrellas y Canto al Faro de Malta. En prosa escribió tres obras, Sublevación de Nápoles, capitaneada por Maniselo e Historia del Reino de las Dos Sicilias. En ensayo destacó en Los españoles pintados por sí mismos. Escribió romances al estilo de leyendas con brillantes descripciones y hábil fantasía histórica como La azucena milagrosa (1847), Maldonado (1852) y El aniversario (1854). Además realizó varios cuadros de costumbres.


Don Álvaro o la fuerza del sino

Resumen

Don Alvaro, un indiano rico y misterioso vive en Sevilla, y tiene un romance con doña Leonor, hija del Marqués de Calatrava. Pero éste no aprueba esos amores, y así don Alvaro decide raptar de su casa a doña Leonor. En la huida de los amantes, el Marqués muere accidentalmente, iniciando con esta acción la tragedia de los protagonistas. Los enamorados desaparecen. Doña Leonor vive oculta durante un año, y así, todos, incluso don Alvaro, la crean muerta. Después, se retire en el monasterio de los Ángeles, en Hornachuelos y Don Alvaro viaja hasta Italia. Los dos hijos del Marqués, don Carlos y don Alfonso, han jurado vengar la muerte de su padre y han salido en busca del indiano. En Veletri se encuentran y reconocen don Alvaro y don Carlos, lo que lleva a un duelo donde perece Carlos. El sobreviviente se refugia en el convento de los Ángeles en España, como fraile, durante cuatro años. Pero don Alfonso ha ido en Perú y sabe toda la verdad sobre don Alvaro: viene a encontrarle. Segundo duelo obligado, en el cual cae herido don Alfonso. Ambos descubren que doña Leonor vive al lado en la ermita, y creyéndola cómplice de don Alvaro, la mata don Alfonso. Para don Alvaro, la única escapatoria a su destino es el suicidio. Se precipita de la montaña diciendo ‘Yo soy un enviado del infierno, soy el demonio exterminador’.

Estructura

Este drama está divido en cinco jornadas, rasgo típico del teatro neoclásico. Podemos ver que Don Álvaro o la fuerza del sino tiene todas las características del teatro romántico cuanto a la historia, a los temas y al estilo. Pero, cuanto a las normas neoclásicas de las tres unidades, el Duque de Rivas tomó mucha libertad:

* Hay diferentes luegos, de España a Italia.
* El drama pasa sobre un periodo de cinco años.
* Hay una acción principal pero también otras historias costumbristas y cotidianas.

El teatro representa una selva muy oscura.Aparece al fondo. DON ÁLVARO, solo,vestido de capitán de granaderos,se acerca lentamente,y dice con gran agitación

Don Álvaro (Solo)
¡Qué carga tan insufrible
es el ambiente vital,
para el mezquino mortal
que nace en signo terrible
!¡Qué eternidad tan horrible
la breve vida! ¡Este mundo
qué calabozo profundo,
para el hombre desdichado
a quien mira el cielo airado
con su ceño furibundo!
Parece, sí, que a medida
que es más dura y más amarga,
más extiende, más alarga
el destino nuestra vida.
Si nos está concedida
sólo para padecer,
y debe muy breve ser
la del feliz, como en pena
de que su objeto no llene,
¡terrible cosa es nacer!
Al que tranquilo, gozoso
vive entre aplausos y honores,
y de inocentes amores
apura el cáliz sabroso;
cuando es más fuerte y brioso,
la muerte sus dichas huella,
sus venturas atropella;
y yo que infelice soy,
yo que buscándola voy,
no pudo encontrar con ella.

[..]

¡Sevilla! ¡Guadalquivir!¡Cuál atormentáis mi mente!...¡
Noche en que vi de repente
mis breves dichas huir!...¡
Oh qué carga es el vivir!
Cielos, saciad el furor
Socórreme, mi Leonor,
gala del suelo andaluz,
que ya eres ángel de luz,
junto al trono del Señor.

Córdoba está especialmente presente en dos de sus obras: Don Álvaro o la fuerza del sino y El moro expósito, basándose en los sucesos que ocurrieron en Córdoba (Calle Cabezas) de Los siete Infantes de Lara.

Don Álvaro tuvo repercusión internacional y años mas tarde el compositor italiano Verdi la usó como argumento para la ópera La forza del destino.

D.Ángel también cultivo la pintura. Muchos de sus cuadros pueden verse hoy en el palacio de Viana. En la actual calle Blanco Belmonte existía un inmueble donde se alzó el palacio en el que nació don Ángel. Hoy es la sala de exposiciones Vimcorsa.

PARADA 2: PLAZA DE LA TRINIDAD

Seguimos con el dramaturgo cordobés del Siglo de Oro, Luís Góngora.

Góngora

Góngora (Córdoba, 11 de julio de 1561 – ibídem, 23 de mayo de 1627) fue un sacerdote, poeta y dramaturgo español del Siglo de Oro, máximo exponente de la corriente literaria conocida como culteranismo o gongorismo, que más tarde imitarían otros artistas. Sus obras fueron objeto de exégesis ya en su misma época.


Era hijo del juez de bienes confiscados por el Santo Oficio de Córdoba don Francisco de Argote y de la noble dama Leonor de Góngora. Estudió en Salamanca, tomó órdenes menores en 1585 y fue canónigo beneficiado de la catedral cordobesa, donde fue amonestado ante el obispo Pacheco por acudir pocas veces al coro y por charlar en él, así como por acudir a diversiones profanas y componer versos satíricos. Desde 1589 viajó en diversas comisiones de su cabildo por Navarra, y por Andalucía y ambas Castillas. Compone entonces numerosos sonetos, romances y letrillas satíricas y líricas.


En 1609 regresa a Córdoba y empieza a intensificar la tensión estética y el barroquismo de sus versos. Entre 1610 y 1611 escribe la Oda a la toma de Larache y en 1613 el Polifemo.


La crítica desde Marcelino Menéndez Pelayo ha distinguido tradicionalmente dos épocas o dos maneras en la obra de Góngora: el «Príncipe de la Luz», que correspondería a su primera etapa como poeta, donde compone sencillos romances y letrillas alabados unánimemente hasta época Neoclásica, y el «Príncipe de las Tinieblas», en que a partir de 1610, en que compone la oda «A la toma de Larache» se vuelve autor de poemas oscuros e ininteligibles.


En sus poesías se solían distinguir dos períodos: el tradicional, en que hace uso de los metros cortos y temas ligeros. Para ello usaba décimas, romances, letrillas, etc. Este período iba hasta el año 1610, en que cambiaba rotundamente para volverse culterano, haciendo uso de metáforas difíciles, muchas alusiones mitológicas, cultismos, hipérbatos, etc.; pero Dámaso Alonso demostró que estas dificultades estaban ya presentes en su primera época y que la segunda es solamente una intensificación de estos recursos realizada por motivos estéticos.


A Córdoba
¡Oh excelso muro, oh torres coronadas
De honor, de majestad, de gallardía!
¡Oh gran río, gran rey de Andalucía,
De arenas nobles, ya que no doradas!
¡Oh fértil llano, oh sierras levantadas,
Que privilegia el cielo y dora el día!
¡Oh siempre gloriosa patria mía,
Tanto por plumas cuanto por espadas!
Si entre aquellas ruinas y despojos
Que enriquece Genil y Dauro baña
Tu memoria no fue alimento mío,
Nunca merezcan mis ausentes ojos
Ver tu muro, tus torres y tu río,
Tu llano y sierra, ¡oh patria, oh flor de España!


Aunque en sus obras iniciales ya encontramos el típico conceptismo del barroco, Góngora, cuyo talante era el de un esteta descontentadizo («el mayor fiscal de mis obras soy yo», solía decir), quedó inconforme y decidió intentar según sus propias palabras «hacer algo no para muchos» e intensificar aún más la retórica y la imitación de la poesía latina clásica introduciendo numerosos cultismos y una sintaxis basada en el hipérbaton y en la simetría; igualmente estuvo muy atento a la sonoridad del verso. Es más, mediante lo que Dámaso Alonso, uno de sus principales estudiosos, llamó elusiones y alusiones, convirtió cada uno de sus poemas últimos menores y mayores en un oscuro ejercicio para mentes despiertas y eruditas, como una especie de adivinanza o emblema intelectual que causa placer en su desciframiento.


En romances como la Fábula de Píramo y Tisbe y en algunas letrillas aparecen juegos de palabras, alusiones, conceptos y una sintaxis latinizante, si bien estas dificultades aparecen enmascaradas por la brevedad de sus versos, su musicalidad y ritmo y por el uso de formas y temas tradicionales.


PARADA 3: CRUZ ROJA

Continuamos con uno de los filósofos más destacados de la época clásica. Sí, estamos hablando de Séneca.

Séneca

Lucio Anneo Séneca nació en Córdoba aproximadamente el año 4 a. de C, hijo del famoso retórico Marco Anneo Séneca (Séneca El Viejo) un retórico de prestigio, cuya habilidad dialéctica fue muy apreciada luego por los escolásticos, y cuidó de que la educación de su hijo en Roma incluyera una sólida formación en las artes retóricas, pero Séneca se sintió igualmente atraído por la filosofía, recibiendo enseñanzas de varios maestros que lo iniciaron en las diversas modalidades de la doctrina estoica por entonces popular en Roma. Emprendió una carrera política, y fue nombrado cuestor.

Su fama, sin embargo, disgustó a Calígula, quien estuvo a punto de condenarlo en el 39. Al subir Claudio al trono, en el 41, fue desterrado a Córcega, acusado de adulterio con una sobrina del emperador. Ocho años más tarde fue llamado de nuevo a Roma como preceptor del joven Nerón y, cuando éste sucedió a Claudio en el 54, se convirtió en uno de sus principales consejeros, cargo que conservó hasta que, en el 62, viendo que su poder disminuía, se retiró de la vida pública.
En el 65 fue acusado de participar en la conspiración de Pisón, con la perspectiva, según algunas fuentes, de suceder en el trono al propio Nerón; éste le ordenó suicidarse, decisión que Séneca adoptó como liberación final de los sufrimientos de este mundo, de acuerdo con su propia filosofía.

En general, su doctrina era la de los antiguos estoicos, aunque, en numerosos aspectos, incorporó a ella su propia visión personal y hasta la de pensadores de escuelas antagónicas, como Epicuro, al que cita a menudo en términos aprobatorios; con ello no hizo sino ejemplificar el espíritu ecléctico y sintético característico del «estoicismo nuevo» propio de su época, del cual fue el máximo exponente.

Proverbios

Importa mucho más lo que tú piensas de ti mismo que lo que los otros opinen de ti.

No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas.

Un hombre sin pasiones está tan cerca de la estupidez que sólo le falta abrir la boca para caer en ella.

El Senequismo Cordobés

El pensamiento de Séneca ha imprimido carácter en los cordobeses, que de una manera más o menos tópica, han hecho suya una visión estoica de la vida representada en dos caras de una una misma moneda: por un lado supone adoptar una filosofía del vivir en la que el hombre es capaz de controlar sus pasiones “y si pasa, ¿Qué importa? Y si importa, ¿Qué pasa?” pero por otro lado ha llevado al conformismo e inmovilismo tan criticado a este pueblo.

PARADA 4: CAMPOS DE LOS MÁRTIRES

Y para finalizar, hablaremos de Abu Muhammad, conocido como Ibn Zaydum.

IbnHazam

Abu Muhammad `Ali ibn Ahmad ibn Sa`id ibn Hazm, más conocido como Ibn Hazm (Córdoba, 7 de noviembre de 994 - Montíjar (Huelva), 15 de agosto de 1064[1] ), filósofo, teólogo, historiador, narrador y poeta hispanoárabe.
Vida y obra

Realizó una intensa actividad política. Fue visir del califa Abderramán V, y a consecuencia de intrigas palaciegas estuvo en la cárcel en varias ocasiones y sufrió un breve destierro. Abandonó la actividad política para dedicarse a sus estudios de teología y derecho. Debió exiliarse en diferentes taifas de al-Andalus tras la crisis del califato, exilio que le llevó a recorrer varias taifas: Sevilla, invitado por al-Mutadid o la taifa de Mallorca. La célebre quema pública de sus libros en Sevilla le inspiró un conocido poema que dice:

"Dejad de prender fuego a pergaminos y papeles,
y mostrad vuestra ciencia para que se vea quien es el que sabe.
Y es que aunque queméis el papel
nunca quemaréis lo que contiene,
puesto que en mi interior lo llevo,
viaja siempre conmigo cuando cabalgo,
conmigo duerme cuando descanso,
y en mi tumba será enterrado luego"


Su obra más famosa es El collar de la paloma en la que trata el tema del amor. Se trata de un libro de reflexiones sobre la verdadera esencia del amor, intentando descubrir lo que tiene de común e inmutable a través de los siglos y las civilizaciones de influencia neoplatónica, que fue llamado "amor udrí", en la época omeya (660-750), cuaja un tipo de amor, con unas características singulares –es el germen del amor cortés-, que se desarrolla fuera de las ciudades, en villas y aldeas, y se conoce por el nombre de amor udri , como respuesta a otra clase de amor, el carnal o ibahi; incluyendo detalles autobiográficos y documentales. Constituye también un diwan, o antología poética de tema amoroso, pues está empedrado de composiciones elegantes y refinadas.
También escribió numerosas obras filosóficas. Su pensamiento se basaba en Aristóteles. Elabora una teología natural acercándose a los postulados de Santo Tomás y desarrollando el tema de la esencia y la existencia, concluyendo que son idénticas solo en Dios, pero con un significado diferente que la doctrina tomista.

En su concepción del amor se observa una influencia neoplatónica, que cristaliza en lo que fue llamado "amor udrí", desarrollado en la época omeya (660-750).Se trata de un tipo de amor, con unas características singulares –es el germen del amor cortés-, que se desarrolla fuera de las ciudades, en villas y aldeas, tiene influencias neoplatónicas y es una respuesta a otra clase de amor, el carnal o ibahi.
También escribió numerosas obras filosóficas. Su pensamiento se basaba en Aristóteles. Elabora una teología natural acercándose a los postulados de Santo Tomás y desarrollando el tema de la esencia y la existencia, concluyendo que son idénticas solo en Dios, pero con un significado diferente que la doctrina tomista.

Ejemplo de amor udrí, recreado en la actualidad:
Amor Udrí (Luis Alberto de Cuenca)
Dame un beso fugaz en la frente. Reservalo
demás para luego, ese luego excitante
que nunca llegará. Márchate de la alcoba.
Déjame con un palmo de narices, moviendo
tus divinas caderas, y quítate la ropa
despacio, salpicando de tus prendas más intimas
el suelo de la casa. Que yo seguiré el rastro
de tu cuerpo y, al cabo, te encontraré desnuda
y diré, enarbolando un mínimo estandarte
de tela: “Ya te tengo. Dame un beso, mi vida.”
Y tu desviarás los labios, y por mucho
que yo gima y suspire, seguirás en tus trece,
hurtándome la boca. Hasta que ya no pueda
más y, por un momento, me olvide de las normas
de Tántalo y de Sísifo, y te agarre la cara
muy fuerte con las manos, y te bese a mi vez
en la frente, y te suelte con un gesto de rabia,
y lleguemos al éxtasis del placer más profundo
mirándonos, mirándonos, mirándonos.

Cerca de esta puerta de Sevilla, que en época árabe se denominaba de los Perfumistas, se ubicaba el barrio de los pergamineros, oficio que en Córdoba tuvo especial cultivo, ya que destacan las voluminosas cifras de libros que aquí se producían: en el siglo Xhabía en un sol arrabal 170 mujeres dedicadas a copiar libros,las más veloces copiaban en dos semanas el Corán, 70000 libros se publicaban al año; la biblioteca de Alhakem llegó a tener más de 400.000 volúmenes (muchos quemados después por la Inquisición). Córdoba era, como Alejandría, la ciudad de los libros. En el siglo X, el pergamino va cediendo al papel, se escribe con el cálamo 8caña dura) y la caligrafía es casi un arte, “la lengua del espíritu”. Los colores del papel tenían valor simbólico( rojo y rosa eran los colores de la felicidad y del poder)

Muñoz Molina, A. : Córdoba de los Omeyas

Bibliografía

La información ha sido obtenida de las siguientes páginas:

No hay comentarios:

Publicar un comentario